Cuba Cinco estrellas

Martí inspiró las ideas, los fusiles las hicieron cumplir.

jueves, noviembre 03, 2011

Almendrones: testigos del ingenio cubano.


El almendrón, voz popular para designar a los autos estadounidenses fabricados hasta el año 1960, enseña más maña del cubano que bondades del fabricante.

iles de almendrones animan las calles habaneras en franco desafío a la escasez de piezas de repuesto (recambio) o a medidas internas de control estatal.

Ellos se integran a la identidad habanera o a la de otras provincias cubanas –probablemente en muy pocas capitales circulen tantos- en la medida que acaparan la atención de nativos y foráneos, bien por el servicio que prestan, bien por un lamentable estado técnico, bien por exhibir una juventud renovada, bien por las adaptaciones mecánicas o de la carrocería que exhiben.

Heredados de familiares o comprados violando incluso regulaciones oficiales, los actuales propietarios son en su mayoría personas menores de 50 años, formados en centros docentes del actual gobierno, donde adquirieron las habilidades, casi milagrosas, para mantener el buen estado técnico, la imagen original o el donaire de las diferentes marcas, quizá por ellos mismos o por verdaderos artistas de la mecánica, chapistería, talabartería, pintura, en fin, magos del oficio.

¿Cómo es posible que por razones externas e internas que dificultan la adquisición de piezas, de aditamentos, de sistemas de inyección, eléctrico, hidráulico, de dirección o de freno, entre otros, o el traspaso de propiedades hasta recientemente penado, el almendrón todavía alardea, en la mayoría de las propuestas, de buena salud?

El 3 de noviembre de este año, entre las 11 y 32 y 11 y 40 de la mañana, por la populosa esquina de 23 y 12, del Vedado habanero, a pocos metros del emblemático cementerio de Colón, en solo 8 minutos circularon 88 autos particulares, de ellos 46 almendrones y 42 autos fabricados en otros países después del año 1960, en su mayoría Ladas o Mosckvich rusos, por supuesto un horario de mucho movimiento. La conclusión del conteo es que el ingenio del cubano se crece ante las limitaciones.

Las flexibilidades internas sobre la propiedad de autos particulares y para la práctica de oficios ya aparecieron, falta que las presiones comerciales externas retornen a la normalidad, para que estas piezas museables, llenos de colorido y de utilidad tarden en desparecer de la imagen habanera.