Cuba Cinco estrellas

Martí inspiró las ideas, los fusiles las hicieron cumplir.

lunes, noviembre 14, 2011

La Habana está de cumple.



La Habana, la capital de Cuba, está de cumpleaños.  La joven doncella arribará a sus 492 años de existencia, cuando a la medianoche del 15 de noviembre, le ceda lugar a los primeros minutos del próximo día.

La Habana, la Ciudad de las columnas como la definiera Alejo Carpentier,  es joven, pero ya sus maderas comienzan a enseñar arrugas, sus piedras rasgos de piel quebrada y sus aceros huellas de herrumbre avanzada.

La Habana está hecha de blancura, que simboliza la paz; de negrura, que recuerda el dolor, y de pardo, que reúne la paz y el dolor en una sola taza de café con leche.

La Habana huele a ron, suena a rumba y sabe a salitre, pero también sabe a licor fino, huelo a perfume caro y suena a orquesta sinfónica.

La Habana es nueva, pero marcha rápido a vieja, al mismo tiempo no es nueva, pues arrastra casi   cinco siglos de vida, ni vieja por su tono  alegre y andar ligero.

En La Habana hay una plaza vieja y una nueva;  un camposanto eterno y otros sin recuerdos;  grandes avenidas y calles cortas;  iglesias amplias e iglesias chicas, mansiones señoriales y ciudadelas varias; luces de neón y bombillas de ahorro; tuvo  reina de carnaval y tiene carnaval sin reina.  

La Habana guarda en su seno al más bravo soldado del Ejército Libertador, el Titán de Bronce, que nació en Oriente,  y cedió al más ilustre de todos los cubanos, el Apóstol,   que descansa  en Oriente y nació en la capital cubana.

La Habana acarició lentejuelas pocas, y se tapó con harapos muchos. Hoy exhibe más caras honestas que paños sedosos.

Una vez un rubio que quiso violar a La Habana, pero los blancos, los negros y los mulatos no lo permitieron. Otra vez el mismo rubio quiere dominarla, pero los blancos, los negros y los mulatos tampoco lo consienten.

La Habana es la capital de todos los cubanos.   Cuando un provinciano se establece en ella, a las 24 horas ya se convierte en capitalino. Cuando un capitalino se estable en otra provincia sigue siendo capitalino.

En La Habana hubo Casinos, pero casi no le dejaron un céntimo para vivir.

La Habana ha quemado tres etapas: La esclava, la servil y la liberada.  Cada etapa muestra su encanto, la tercera encanta a todos.

La Habana es feliz. Feliz de su pobreza material. Feliz de su riqueza espiritual.

La Habana recuerda a las grandes figuras y a las figuras emblemáticas: Bola de Nieve, Rita Montaner, José Raúl Capablanca, Kid Chocolate, Ernesto Lecuona, el caballero de París

Empero se fija poco en Mirian,  la ancianita, escuálida, mugrienta, que sentada en el borde de un muro en la calle 21 entre  L y M, a pocos pasos de la Rampa, invita al transeúnte a conocer el futura a través de sus cartas, cartas que no hablan porque han borrado sus imágenes y símbolos de tanto uso. 

Sin embargo,  esa anciana muestra rostro luminoso cuando alguien le deja unas monedas…  y vive alegre por ser habanera.

La Habana no fuera capital sino la habitaran también  pillos, mujeres de alquiler, embusteros,  jugadores, en fin, los que enseñan desobediencia a la obediencia enseñada. 

La Habana no es la gran capital,  ni la capital deslumbrante. No vive el último grito de la moda, ni rueda  autos recién fabricados. Pero es la capital que coloca un plato más en la mesa para brindarle a  visitante cualquiera.  Es la capital de las grandes marchas y de las concentraciones multitudinarias.

Mas La Habana se levanta sobre su pasado. Un arcángel, rodeado de curadores, y oficiosos de oficios varios, restauran los años de antaño, y los cambian por años recién nuevos.

La Habana está de cumple, serán 492 años. Pero aún es tan joven que ama con pureza mucha y a la vez,  tan madura que es amada con ternura amplia. 
  


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viernes, noviembre 11, 2011

Superaman esta en La Habana


Hay un Superman de ficción y otro real

El Superman de aventuras surge en New York en el año 1938, o sea ya tiene 73 años de edad, pero no lo aparenta. El de desventuras cincuenta y tanto, mas representa cien.

El Superman real está en La Habana, y también en toda Cuba, pero bajo otro nombre y otro aspecto que serán revelados más adelante.

El semidios, es un personaje ficticio, un superhéroe de cómics que aparece en las publicaciones de DC Comics, considerado ampliamente como un icono de los Estados Unidos. Fue creado por los estadounidenses Jerry Siegel, escritor. y Joe Shuster dibujante, en momentos que el país norteño estaba hundido en una gran depresión.

El Superman ficticio está lleno de simbolismos idealizados, el real da fe de simbolismos materializados.

Al de las tiras comics, los programas de radio y televisión, los filmes, los books comics y video juegos. solo le falta la omnipresencia, pero hasta ahí no llegaron sus creadores por respeto a Jehová. Siegel y Shuster fueron hijos de inmigrantes judíos.

A pesar de la tendencia izquierdista de los creadores, del papel de activista social, de luchador contra políticos y empresarios deshonestos, y hasta de oponerse al Ku Klux Klan, Superman le vino como anillo al dedo al gran capital. ¿Quién no ha soñado con estar dotado de superpoderes para sí y para su nación? Pues este superhéroe cumplía con los requisitos del sistema: Ser el más poderoso hombre o sistema del universo.

Siegel y Shuster lo concibieron para ordenar la moral y ser ejemplo de humanismo; no en balde Hitler lo prohibió en Alemania y en España se le cambió el nombre por Ciclón.

El otro Superman, el material, el que desborda la ficción y convierte en realidad las ansias de poder, el que nace de leyes dictadas por congresistas y se conoce por sus acciones, ese está en Cuba, pero con otro nombre concreto, y con una forma de hacer también concreta.

Este no necesita que el público lo acepte, sino le obliga a que lo acepte.

El Superman de ficción enfrenta el mal, el material juega a las escondidas con el mal.

Aquel aparece como un héroe constructivo, este como un gendarme destructivo.

Al primero, el papel de los deportistas cubanos en los recién finalizados juegos panamericanos, o el desarrollo del décimo cuarto Festival Internacional de Teatro de La Habana, no le produce insomnio; el segundo se desvela para que la Mayor de las Antillas fracase en el deporte, el arte, la ciencia, en fin, en todas las esferas de la sociedad.

Para eso está en Cuba, no físicamente, pero si como un ave tenebrosa que descarga sus garras superpoderosas bajo las más sórdidas intensiones.

La kryptonita debilita las fuerzas del Superman de ficción, la historia la del Superman de imposiciones, historia que tolera la doble personalidad del hombre de acero inventado, pero no la doble moral del superpoderoso fabricado.

No pensar que estos supermanes son opuestos, nada de eso. Más bien se complementan. Ambos se empeñan en el mismo superobjetivo: La dominación, sólo que uno la edulcora y el otro la amarga.

Por falta de espacio queda pendiente el verdadero nombre del Superman real para otra meditación sobre trampas y tramposos.

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jueves, noviembre 03, 2011

Almendrones: testigos del ingenio cubano.


El almendrón, voz popular para designar a los autos estadounidenses fabricados hasta el año 1960, enseña más maña del cubano que bondades del fabricante.

iles de almendrones animan las calles habaneras en franco desafío a la escasez de piezas de repuesto (recambio) o a medidas internas de control estatal.

Ellos se integran a la identidad habanera o a la de otras provincias cubanas –probablemente en muy pocas capitales circulen tantos- en la medida que acaparan la atención de nativos y foráneos, bien por el servicio que prestan, bien por un lamentable estado técnico, bien por exhibir una juventud renovada, bien por las adaptaciones mecánicas o de la carrocería que exhiben.

Heredados de familiares o comprados violando incluso regulaciones oficiales, los actuales propietarios son en su mayoría personas menores de 50 años, formados en centros docentes del actual gobierno, donde adquirieron las habilidades, casi milagrosas, para mantener el buen estado técnico, la imagen original o el donaire de las diferentes marcas, quizá por ellos mismos o por verdaderos artistas de la mecánica, chapistería, talabartería, pintura, en fin, magos del oficio.

¿Cómo es posible que por razones externas e internas que dificultan la adquisición de piezas, de aditamentos, de sistemas de inyección, eléctrico, hidráulico, de dirección o de freno, entre otros, o el traspaso de propiedades hasta recientemente penado, el almendrón todavía alardea, en la mayoría de las propuestas, de buena salud?

El 3 de noviembre de este año, entre las 11 y 32 y 11 y 40 de la mañana, por la populosa esquina de 23 y 12, del Vedado habanero, a pocos metros del emblemático cementerio de Colón, en solo 8 minutos circularon 88 autos particulares, de ellos 46 almendrones y 42 autos fabricados en otros países después del año 1960, en su mayoría Ladas o Mosckvich rusos, por supuesto un horario de mucho movimiento. La conclusión del conteo es que el ingenio del cubano se crece ante las limitaciones.

Las flexibilidades internas sobre la propiedad de autos particulares y para la práctica de oficios ya aparecieron, falta que las presiones comerciales externas retornen a la normalidad, para que estas piezas museables, llenos de colorido y de utilidad tarden en desparecer de la imagen habanera.